Marmato, Mayo 6 de 2.012.
Por Samir Ammar.
Cuando las regiones encuentran un polo de desarrollo a partir de una actividad, esta pasa a formar parte de un patrimonio social, el cual no solo crea una identidad, sino que además empieza a formar parte muy importante en su forma de vida, teniendo muy claro que cuando se habla de desarrollo se hace referencia a las personas, no a las cosas.
En nuestro caso, la minería ha sido el
soporte de la subsistencia de sus pobladores y de su área de influencia durante siglos, el impacto socio-económico que
genera esta actividad ha ayudado a la estabilidad de poblaciones vecinas como
Supía, Riosucio y Caramanta entre otros; los habitantes de estos Municipios
deberían estar alertas sobre las
implicaciones sociales, económicas, culturales, políticas y ambientales que
representarían una eventual explotación a cielo abierto del ‘Pesebre de Oro de
Colombia’ y esto podría ocurrir en muy
poco tiempo, pues según los cálculos de la Gran Colombia Gold los yacimientos
de oro y plata del Municipio se extraerían en un plazo no mayor de 20 años, lo
que indica que después de esto ese patrimonio social tendría que ser reemplazado
por otra actividad que no sea la minería, pero que no nos vengan con espejismos que dedicarnos a la agricultura o al turismo
es la alternativa, pues la atracción turística de Marmato es precisamente su tradición
minera y al desaparecer esta actividad, también este atractivo desaparecerá, dedicarnos a la agricultura es otra de las alternativas que se han planteado desde la Multinacional y los gobiernos anteriores, solo que se nos olvida un pequeño
detalle, la contaminación de los suelos y las aguas producto de la explotación a cielo
abierto, hacen inviable este tipo de actividad.
No he podido encontrar una fórmula que
permita que Marmato subsista al lado de una mega mina, pues es claro que no son
compatibles una no puede convivir con la otra, al menos es lo que percibo, es
posible que este equivocado, así que si alguien sabe como esto puede ser
posible me gustaría conocerla.
Precisamente esta semana escuche una
entrevista radial al Economista y actual Ministro de Minas, refiriéndose entre
muchos otros temas a las explotaciones mineras y su responsabilidad social
empresarial, frase que ha sido apalancada en el mundo económico para
incentivar a las empresas a invertir en sus zonas de influencia (cosa que debería
hacer el Estado), en ellas el Ministro (al menos en público), afirmaba que
muchas de estas empresas se habían dedicado a regalar balones, uniformes a
construir carreteras y hospitales, pero que su responsabilidad tiene que
asegurar que donde se ejercen su actividad puedan subsistir en mejores
condiciones que las actuales una vez finalice el proyecto y es ahí
donde en la problemática de Marmato se debería concentrar, no en la inmediatez,
pues es muy fácil mostrar algunos resultados que puedan crear la falsa
percepción de que con la multinacional ha llegado el progreso, el cual por
cierto ha sido esquivo por el abandono a que ha sido sometido por parte del
Estado atreves de los siglos.
La obligación de un todo buen Gobernante es
lograr un mejor futuro para las generaciones venideras y en Marmato, solo
piensan en obtener recursos de forma inmediata sin medir las consecuencias a
largo plazo, y es nuestro deber informarnos de lo que puede pasar con el
futuro de Marmato una vez se hayan extraído todas sus riquezas, no dejemos que
lo que hoy se nos muestra como una fuente de progreso, mañana sea la causante
de la destrucción de nuestro Municipio.
Cuando las regiones encuentran un polo de desarrollo a partir de una actividad, esta pasa a formar parte de un patrimonio social, el cual no solo crea una identidad, sino que además empieza a formar parte muy importante en su forma de vida, teniendo muy claro que cuando se habla de desarrollo se hace referencia a las personas, no a las cosas.
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